lunes, 14 de diciembre de 2009

El cuarto quedó cubierto de la sangre que aún continuaba emanando de sus venas lastimosamente. Sus ojos ya no veían, sus manos ya no parecían manos, su vida no era mas que un resto. A su alrededor solo había un puñal, teñido completamente de rojo, y una muchacha con cara de horror, también salpicada del espeso líquido. Con las huellas de ambos sobre el arma, la expresión de la joven y el constante pronunciamiento de su nombre por los labios del muchacho (mas muerto que vivo) imposible era saber a quien culpar. Tanto ella pudo asesinarlo y actuar muy bien sobre la escena del crimen, como haberlo hecho en legítima defensa. También pudo haber sido un suicidio, el cual la chica, sin éxito, intentó detener. Lo único que se con certeza es que, por esos ojos, yo me hubiera matado otra vez.

3 comentarios:

Macarena dijo...

Jaja, hablo el NO enamorado (? ¬

Macarena dijo...

Jajaja, pobre cupido !

Igual NO estoy enamorada :)...
ni me va a mi cupido !

Fresh dijo...

Wow. Simplemente eso, beso.