La magia de los cuadernos se termina cuando, a pesar de leer tu nombre implícito en mis antiguas e infantiles declaraciones de amor, no logro traer tu ser al presente para preguntarte frente a frente como estás, y llorando me abraces y susurres que sin mí nada es igual...

Donde haya una historia que prometa fracaso y dolor, donde el cielo sea gris y el mar no refleje el Sol. Donde el pecado sea santo y se haya olvidado Dios, donde las tristes cadenas se asfixien por amor. Allá donde lo ficticio sea real, donde la mentira sea verdad, donde te olvides de las leyes, ahí yo voy a estar...

Me convertí en un profesional de la mentira y, sinceramente, me sienta muy bien...

Los consejos pueden o no recibir aceptación, quizás la gente los tenga en cuenta o no, pero está científicamente comprobado que nunca los sigue el que los da...

Sale el Sol bien de a poquito y me recuerdo entre tus brazos. Es tan simple causarme nostalgia, y mas aún hacerme recordarte. Es increíble como, pasado el tiempo, cada gramo de mi vida se parezca a vos. Pero, ¿qué puedo hacerle yo? Habrá que declararse incompetente canta Fito. Yo le digo que no, simplemente habrá que seguir mirando la Luna, que el suelo ya se va a encargar de traer algo mejor...

Yo te declaro la guerra, porque no me firmaste la paz...

No es que no haya sabido volver a enamorarme, sino que no he sabido volver a conformarme.

No es cuestión de hombría, uno simplemente necesita enamorarse, y a su vez, el corazón no se atreve a conformarse...

¿Por qué me meto? Porque se me canta.