miércoles, 2 de diciembre de 2009

Hay algo en la adultez que por suerte aún no me ha llegado, una especie de virus. No sé si tendrá que ver con las hormonas de la madurez total, o será consecuencia de tantos años felices, pero algo malo le pasa a la gente cuando empieza a rondar los 20 años, o quizás un poco mas. Lo cierto es que no conozco a nadie que a los 30 no haya enfermado.
Cuando somos jóvenes, cuando empezamos a interesarnos en el mundo, cuando vemos mas allá de lo que pueden tocar nuestros pies, creemos en muchas cosas. Nos parece que el mundo está mal organizado, y creemos que no es tan difícil corregir su curso. Tenemos planes (infantiles, pero planes en fin) para cuidar el medio ambiente, para combatir la pobreza, para eliminar la inseguridad, para reducir el tránsito, para vivir en paz.
Diganme sinceramente: ¿Conocen a alguien qué intente llevar a cabo todos esos planes 10 años después? Creo que ahí radica el problema de nuestra sociedad. ¿Por qué hacer lo que no hacen los demás? Yo les contesto: Para que los demás empiecen a hacerlo. Ojalá que las generaciones que seguimos seamos mas inmaduros, mas soñadores y mucho mas realistas de quienes dirigen la batuta hoy...

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