viernes, 27 de marzo de 2009

Me desvelo por imaginarte abrazada a mi cuello, suspirando a mi oído después de haberme besado, y pronto, dandome prisa y sin consultarlo, te voy quitando la ropa mientras tu me arrancas la mía. ¿Para que confesar lo que hacemos sobre el sillón o cómo diablos llegamos hasta mi habitación? ¿Cómo explicar lo que siento cuando veo tus piernas, las sábanas y tu risa lejos de la luz del Sol? Amaneceres soñados escuchando la dulzura de tu voz. A veces me parece que sueño con imposibles, pero mi corazón es un músculo insano y nada puedo hacerle, mas que apagar el incendio que lo carcome con un baldazo de tu inspiración...

No hay comentarios: