sábado, 10 de enero de 2009

Conciente de la incociencia hasta el momento del juicio final. Con los faros del cielo bajan mis defensas y otra vez me voy por ese dulce camino, que a simple vista es cálido y suave, paro a su vez está lleno de piedras que me hacen tropezar. Tengo sed y el Sol se parte en mi cabeza, el cansancio a veces no me deja pensar, pero a lo lejos siempre veo un oasis, o tal vez un espejismo, no lo sé. Lo único que sé es que no puedo (ni quiero) frenar y quedarme con la duda...

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