domingo, 13 de febrero de 2011

No voy a atar mi corazón

Si no creo en el amor eterno fue porque cuando me lo dieron no lo acepté, y cuando lo acepté en realidad no me estaban dando nada. No puedo cambiar, esto es lo que soy, lo que terminé siendo. Todos fantaseamos con que nuestra adolescencia sería eterna, con que nuestros pensamientos y sentimientos no iban a cambiar, pero después crecemos y dejamos de prometer. Todo lo que me queda es un corazón que tiene miedo de romperse, y yo, como soy bueno con él, no pienso arriesgarlo nuevamente. Todo esto por ahora, claro, es que como dije, ya no me sale prometer...

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