lunes, 4 de abril de 2011

Dios:

He odiado, he deseado a la mujer del prójimo y con la de algún que otro prójimo hice un poco más. He bebido hasta rodar por los suelos y he fumado cosas que el mandamiento divino de seguro prohíbe. He mentido vilmente señor, respondiendo a intereses de lo más mezquinos. Me han herido Dios mío y contra tu voluntad, en lugar de ser un estúpido, decidí vengarme de las más variadas y originales maneras. Me merezco el infierno para el reposo eterno, está claro, pero mi reclamo no es sobre lo que me merezco, sino sobre cuando. Dejá de castigarme, porque en ese libro de reglas pelotudas en ningún momento dice que por algún motivo merezcamos arder antes de irnos de este mundo...

No hay comentarios: