jueves, 9 de abril de 2009

No se, capaz era verdad. A veces creo saber, pero no. Estoy seguro de que no, al instante de que si y al final termino en la misma incertidumbre de siempre. Ya no pasas ni a corregirme. Ya no paso ni a despreciarte. Me lo gané, te lo ganaste. ¿Te quiero? Creo que de alguna forma extraña lo hago. ¿Cómo explicar sino todo lo que me pasa por la mente? Puede ser que sea un capricho, algo que me faltó decirte, algo que no te di... Sinceramente no entiendo nada, pero de algo estoy seguro, estoy entero, estoy acá. Cuando estés lejos voy a encontrar la manera de verte cerca. Cuando estás cerca, encuentro la manera de verte lejos. ¿Seré que la belleza mas pura se presenta en las maneras mas rebuscadas? ¿Será que solo se premia al eterno luchador? ¿Será que me arrepiento de haberme rendido tan rápido? ¿Será que tarde de mas en escapar? Muchas preguntas y la única respuesta es esta espina en mi alma. Me gustaría cruzarte y gritar que te quiero, que te amo, que quiera o no, quieras o no, sos parte de mi ser, este ser tan idiota. Me gustaría levantarme y volar hasta tu cama y que ahí me estés esperando, durmiendo como un ángel, aunque no creas en ellos. Pero a veces el orgullo asusta al corazón, y no me animo a perder una vez mas. Me sacaste de un calvario y me pusiste en el mismo infierno. Que dulce es la condena cuando sueño con nuestras manos que se rozan suavemente, que tu boca se entrega a la mía, que te olvido al escapar de tu desnudez tan imponente como el mar que robo su color de tus ojos, esos ojos que muy pocas veces me atrevo a mirar. Que dulce es la vida contigo, con vos si te gusta mas, aunque no creo que importe, porque no creo que te importe que (todavía) te quiero tanto como desde un principio...

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