jueves, 8 de julio de 2010

Incontenibles, afloran las lágrimas cada vez que, en blanco y negro, aparece Dieguito soñando algún día ganar un Mundial mientras pateaba una pelotita de tenis. Se irritan los ojos de millones cuando lo vemos al Pelusa dominar la pelota y como hasta el fondo del arco no la iba a soltar. Desconsolados lloran, grandes y chicos, viendo a once ingleses el duro suelo probar. El Diego, nuestro Diego, alza la copa y el tiempo parece detenerse. Habérlo visto a este pibe caerse, pero haberlo visto también sabiéndose levantar, siempre mirando al frente, siempre buscando algo más. El señor Diego, ahora de traje y zapatos, otra vez nos ha invitado a soñar. Yo sueño, ídolo del pueblo, con que no te vayas mas...

1 comentario:

Fernando Pinchentti Altamirano dijo...

Aplausos para usted y para el Señor Diego.
Un abrazo.